jueves, 25 de abril de 2013

Mariana Arruti: buscar debajo de lo visible

imagen: www.nosdigital.com.ar
Su película “Trelew” (2004) relata el antes y el después del fusilamiento de 19 militantes de organizaciones armadas en la Base Naval Almirante Zar en Chubut. Después de varios años de investigación sobre el hecho, la directora de cine Mariana Arruti cuenta en esta nota sus motivaciones y objetivos durante el proceso de producción del film.

 ¿Cuál fue tu motivación para investigar el envío de presos políticos al sur del país y el posterior fusilamiento de 19 de ellos en la ciudad de Trelew en 1972?
En principio hay dos razones importantes: una tuvo que ver con el hecho de que Trelew simbolizó, de alguna manera, el fin de un proceso en el alza de la lucha popular. La otra con el inicio de lo que después se iba a generalizar como una represión sistemática en todo el país con los hechos ocurridos el 20 de junio en Ezeiza, la Triple A y luego, con la dictadura militar.
   Trelew simbolizaba ese comienzo, esa decisión de las Fuerzas Armadas que estaban vinculadas con un Estado represivo que se gestaba y sistematizaba a partir de los cientos de presos políticos que había en Argentina.

En una entrevista para la Fundación Mujeres Audiovisual de Colombia mencionás a la Masacre de Trelew como el origen de la figura del desaparecido.
Trelew fue un modelo para unas Fuerzas Armadas en un intento represivo de poner coto y aleccionar a una sociedad que estaba movilizada y que de alguna manera visibilizaba a las organizaciones armadas como una forma de volver a la democracia. Por esa razón, en la medida en la que los fusilados de Trelew se transformaron en figuras heroicas y también por la cantidad de presos políticos que generaban una movilización permanente alrededor de las cárceles – una cuestión importante en la agenda nacional-, creo que hubo un aprendizaje por parte del aparato represor . La figura del desaparecido genera terror, porque no existe un detenido o un asesinado, una situación muy distinta a la figura del preso político, del masacrado; que promueven una resistencia, una demanda, una movilización…
   Además, Trelew me permitió hablar de otras cuestiones que tienen que ver con la propia agencia de los militantes políticos de esa época, sus decisiones, los proyectos y el compromiso de una generación que como declararon ellos mismos en el aeropuerto, estaban luchando por la revolución socialista. La dictadura entendió ese denominador común.

¿Con que historias particulares te encontraste durante la recopilación de testimonios en Trelew?
imagen: www.diariopublicable.com
En principio me encuentro con una situación que no esperaba: mucho temor, una situación de silencio, la dificultad de la gente para aceptar ponerse frente a una cámara. Lo que encontré, una vez que obtuve los testimonios, es el compromiso intenso que había en esos años con los presos del penal de Rawson. La dictadura pensaba que al enviar detenidos a los penales más lejanos como los de Rawson o Chaco impediría la existencia de comisiones de solidaridad, creían que iban a ensombrecer la demanda por esos presos políticos, pero en Rawson sucede lo opuesto: la gente del lugar empezó a contagiarse de ésto, a participar como apoderados de los presos. Se contactaron desde lugares bien políticos.

¿Qué testimonios te resultaron más impactantes?
Entre los testimonios que más me impactaron se encuentra el de Jorge Lewinger – el encargado de dar el aviso para que se acercaran los camiones al penal, quien malinterpretó la situación y envió una señal fallida -. Fue una entrevista de enorme humanidad, que va más allá de los hechos y dimensiona el aspecto humano de esta generación.
   El reportaje a Miguel Marileo, empleado de la funeraria local -que vio los cuerpos de los fusilados-, nos dio los datos que necesitábamos porque en ese momento la película se configuraba como un documental de denuncia. Su testimonio era fundamental para revertir la versión oficial, tenía una contundencia impactante.

¿A partir de que motivaciones te avocás a contar historias que no son tratadas en profundidad por la historia oficial como “Los presos de Bragado”?
A lo mejor tiene que ver con mi profesión de antropóloga, con buscar debajo de lo visible y contar lo que no está contado. Me parece que  mi interés por la historia social, la historia del pueblo y de los trabajadores se relaciona un poco con mi identidad y con  la historia de mi familia. Mi papá era obrero de la construcción, fue militante gremial en la UOCRA de Bahía Blanca y militante del Partido Comunista; yo crecí con una cantidad de cosas que se vinculan con poner el interés en eso.

¿Vinculás la muerte de tu padre a una cuestión política?
Yo no tengo una certeza en el sentido de que no tengo ninguna documentación que lo avale, pero mi papá fue asesinado en septiembre de 1973; lo encontraron en las vías de carga de la estación de tren de Avellaneda. Él fue un militante muy destacado en Bahía Blanca y tengo el dato de que cuando vino a vivir a Buenos Aires se relacionó con algún sector del peronismo, seguramente de izquierda.
   Septiembre del 73 fue una época en la que se tomaron decisiones (políticas) fundamentales. Asesinaron a José Ignacio Rucci, había enfrentamientos entre bandas sindicales y atentados a dirigentes obreros, había una fuerte disputa entre el peronismo de derecha y de izquierda…




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