miércoles, 24 de abril de 2013

Luciano Saracino: “La serie cuenta la parte más humana de Oesterheld”

El próximo martes 30 de abril se estrenará en la pantalla de la TV Pública Germán, últimas viñetas, una mini-serie de 13 capítulos que se centrará en un costado poco abordado de la vida del historietista y creador de El Eternauta, Germán Oesterheld: los años 70, hasta su desaparición en el 77. El guion, a cargo de Luciano Saracino, ganó el Concurso de Series de Ficción para Productoras con Antecedentes realizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en 2011 y contó así con el financiamiento necesario para llevarlo a cabo.

Luciano Saracino es un historietista y escritor que había sido premiado anteriormente por el mismo Instituto a propósito de su policial La Nada Blanca, también llevado a la TV. En esta ocasión, cuenta por qué eligió a Oesterheld, cómo fue el proceso de escritura, qué estrategias usó para relatar su historia y, también, algunas otras viñetas.

¿Por qué contar la parte menos luminosa de la vida de Oesterheld?
Porque es la más humana de él. Cuando regresó del Mayo Francés, en el 68, para poder comer Germán tuvo que ponerse a laburar en editoriales con las que no coincidía ideológicamente. Si bien es cierto que su obra de esos años es la menos conocida, para mí (que me dedico a contar historias), es la más interesante. Por un lado, tenemos un tipo que ya abandonó el bronce y está en el barro. Y por el otro, uno que empieza a ver que el mundo no es como él pensaba que era. Que era otra cosa. Si encima lo ponemos a trabajar en una editorial donde sus compañeros eran soldados y donde su jefe era miembro del Opus Dei, el personaje entra en una crisis muy interesante para narrar.

¿Cómo fue el proceso de investigación anterior a la escritura del guión?
Hace 10 años escribí un cómic sobre el caso y lo retomé hace dos o tres para ver si podía volverlo una serie. Si bien yo había leído mucho sobre la vida de Germán, me junté con Martín Oesterheld, el nieto, durante jornadas larguísimas en las que él me contó mucho sobre su abuelo y me prestó material. Casi íbamos escribiéndolo a cuatro manos, porque yo escribía, le mostraba, él lo leía y me decía: “No me meto en la ficción, pero esta parte no fue así”. Me iba encaminando en cuestiones familiares que yo no conocía. 

¿Qué recursos literarios utilizaste para mostrar la encrucijada y el clima en los que vivía el protagonista?
Cómo contar la dictadura en un país donde eso se viene contando hace tanto tiempo fue el desafío. Cómo hablar de vuelta de los 70 sin que suene a “otra vez lo mismo”. A este problema le encontré una vueltita desde lo meterológico: narrar lo que estaba pasando afuera de la redacción, desde el estado del tiempo. En Germán, últimas viñetas, no se hace referencia directa al terrorismo de Estado. Sin embargo, la serie empieza en primavera, con plena luz, y luego el clima se va opacando y se comienza a hablar de las nubes, luego se habla de la lluvia. Desde la narrativa, el guionista siempre maneja un dibujito que va creciendo en tensión, la cual puede abordarse desde donde él quiera. Yo la manejé desde el clima. 

¿Te sentís identificado con Germán, el personaje que creaste?
Te podría decir que sí, que comparto con Oesterheld el amor por las palabras. Eso quedaría muy bien. Pero en la serie en concreto, hay un personaje que  se llama Mariano y que soy yo. Se trata de un guionista joven que se enfrenta al maestro, que es Germán. Ese muchacho representa todas mis dudas, mis represiones y mis inseguridades.

¿Qué te pareció el material terminado?
Ver a Miguel Ángel Solá en el set interpretando a Oesterheld, el personaje que se escribió en mi estudio, fue fuerte. Yo estaba contando la historia de un guionista que no era común y corriente y fue interpretado por un actor que tampoco lo es. Fue muy emotivo. Luego, me pasaron la serie terminada en DVD y vi cuatro capítulos. En todos lloré como un nene al que le roban la bicicleta y no quise ver más. Voy a esperar  a que salga por la TV porque realmente quiero disfrutarlo con cortes en el medio, aguardando el capítulo siguiente.Ya viví la parte de guionista, ahora quiero estar en el lugar de espectador. 

¿Qué ventajas tienen los concursos del INCAA para los guionistas y realizadores de productos de TV?
El INCAA y la TV Pública tienen un interés verdadero y sincero respecto a contar historias diferentes. Estos concursos brindan la posibilidad de contar cuentos que no sean específicamente los que van a ser vistos masivamente. A mí como guionista me interesa mucho poder escribir historias que no sean las que se cuentan siempre. Entonces, si vamos a narrar cuentos tristes, hagámoslo, pero no pensemos en otra cosa que no sea la historia. No pensemos en el rating. Estos concursos permiten eso, contar guiones originales.

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