José Pepe Soriano es un ícono de la cultura recuperada. Perteneciente a una generación de artistas sumamente comprometidos con los derechos humanos, fue perseguido durante la última dictadura militar y exiliado en España.
Nació el 25 de septiembre de 1929 en Buenos Aires, Argentina, y desde entonces es dueño de un carácter alegre pero inspirador de respeto. Actor, escritor y director, hoy sonríe cuando habla de su trabajo.
Uno de los ejemplos más claros de su espíritu fuerte fue el período en que, ante las primeras amenazas de los militares, decidió no dejar el país sino trasladarse a trabajar en las provincias: “Fue una inconciencia, me podrían haber matado”.
Durante ese tiempo hizo “El loro calabrés”, de su propia creación, sentado en mostradores con las piernas colgando y solo con la guitarra.
Fue uno de los propulsores del Movimiento Teatro Abierto iniciado el 28 de julio de 1981 creado como una respuesta cultural contra la dictadura y que tuvo gran influencia en lo social.
A lo largo de su carrera ha participado en más de sesenta realizaciones en teatro y televisión. Por esta trayectoria fue premiado en 1998 por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina con el Premio Cóndor de Plata y fue declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2010.
Actualmente es presidente de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes, la cual recauda y distribuye los derechos de los actores, bailarines y dobladores desde 2006.
Si dejáramos de lado su increíble capacidad como actor, Pepe Soriano seguiría siendo un ícono de la cultura. Un personaje que no ha bajado los brazos ante el olvido de los derechos humanos. Un hombre que trabajó para que no perdamos nuestra cultura.
Nació el 25 de septiembre de 1929 en Buenos Aires, Argentina, y desde entonces es dueño de un carácter alegre pero inspirador de respeto. Actor, escritor y director, hoy sonríe cuando habla de su trabajo.
Uno de los ejemplos más claros de su espíritu fuerte fue el período en que, ante las primeras amenazas de los militares, decidió no dejar el país sino trasladarse a trabajar en las provincias: “Fue una inconciencia, me podrían haber matado”.
Durante ese tiempo hizo “El loro calabrés”, de su propia creación, sentado en mostradores con las piernas colgando y solo con la guitarra.
Fue uno de los propulsores del Movimiento Teatro Abierto iniciado el 28 de julio de 1981 creado como una respuesta cultural contra la dictadura y que tuvo gran influencia en lo social.
A lo largo de su carrera ha participado en más de sesenta realizaciones en teatro y televisión. Por esta trayectoria fue premiado en 1998 por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina con el Premio Cóndor de Plata y fue declarado ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires en 2010.
Actualmente es presidente de la Sociedad Argentina de Gestión de Actores e Intérpretes, la cual recauda y distribuye los derechos de los actores, bailarines y dobladores desde 2006.
Si dejáramos de lado su increíble capacidad como actor, Pepe Soriano seguiría siendo un ícono de la cultura. Un personaje que no ha bajado los brazos ante el olvido de los derechos humanos. Un hombre que trabajó para que no perdamos nuestra cultura.
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