martes, 14 de mayo de 2013

Sui Generis y Serú Girán: más allá de la censura

Durante los años 70, en los distintos tramos de las dictaduras militares de la Argentina, Charly García integró dos bandas que marcaron al rock nacional. No sólo por la calidad y la vanguardia a nivel musical sino porque sus letras lograron transmitir mensajes de denuncia, conciencia social y crítica contra las medidas implantadas por los gobiernos militares.

A pesar de la censura -un arma usada a piaccere por los jefes de Estado de esa época- tanto Sui Generis (1969-1975) como Serú Girán (1977-1982) se las arreglaron para cantar a viva voz las injusticias de esos años de terrorismo de Estado.

Aquí, un par de datos ordenados cronológicamente, que dan cuenta de esta actitud:




Por último, la voz de Charly 30 años después. Aquí el compositor habla de la época militar: "El concepto de patria a veces puede ser nocivo". Nada menos que en una entrevista para el canal pro-yanqui CNN.




domingo, 12 de mayo de 2013

Golpes a mi puerta

El 12 de mayo de este año volvió a estrenarse, treinta años después, la obra teatral Golpes a mi puerta. Esta vez en Andamio 90 y bajo la dirección de Eduardo Graham. La obra fue escrita por el actor, director y escritor argentino, Juan Carlos Gené, durante sus años en el exilio, en la última dictadura militar.

En la puesta en escena actual los personajes son interpretados por Maia Francia, Silvia Trawier, Silvina Katz, Mario Petrosini, Daniela Catz, Agustina Iparraguirre, Ariel Guazzone, Camilo Parodi, Leonardo Díaz, Pablo Oubiña.

La historia se sitúa en los años ’70, en cualquier país latinoamericano, donde dos monjas ocultan a un rebelde de las fuerzas extranjeras que invaden el país bajo el disfraz de una guerra civil.

El guión fue escrito en 1983 y la obra fue estrenada por primera vez un año después en Caracas, Venezuela, donde se llevó varios premios, entre ellos Mejor Obra, Mejor Actor, Mejor Actriz y Mejor Actriz de Reparto.


Cuando Juan Carlos Gené escribió esta obra se encontraba viviendo en Venezuela, exiliado de Argentina por amenazas de muerte del gobierno militar. Allí se encontró con Verónica Oddo Parraguez, quien interpretó a Ana y fue su pareja hasta su muerte.
“El tema principal era la fe de la que da cuenta El Evangelio, te repito las palabras de Juan. El tema va de la mano de la situación de casi todos los países del continente que en ese momento vivían dictaduras feroces para imponer un modelo económico único, que es el conocemos muy bien”, explica Verónica, que por esos años también había dejado su país, Chile, amenzada por la dictadura de Augusto Pinochet y agrega: “Yo era muy agnóstica y Juan muy respetuoso con eso, pero al mismo tiempo le gustaba mucho preguntarme sobre los orígenes de mi resistencia al tema. Y me decía muy seriamente que Ana era yo y nadie más”.

Desde el momento en que Golpes a mi puerta se estrenó, el director de cine, Alejandro Saderman, quiso llevarla a la pantalla grande. Pero Gené se oponía. “Consideraba que entregar el guión era muy arriesgado; no quería que le cambiaran el tema fundamental: la FE. El guión, la obra, en manos de cualquier otro director podía transformarse muy fácilmente en una película “guerrillera” y en esos años, no era un tema menor”, recuerda la actriz.

Finalmente, en 1992 se comenzó a filmar la película, luego de que el autor aclarara varias condiciones. Se estrenó el año siguiente.

Esta nueva puesta en escena en la Ciudad de Buenos Aires es un reflejo de la memoria que no se perdió. Uno de los legados de Juan Carlos Gené para todos los países latinoamericanos que fueron sometidos al terrorismo de estado y para la fe.

Trailer de la película (1993):





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jueves, 25 de abril de 2013

Mariana Arruti: buscar debajo de lo visible

imagen: www.nosdigital.com.ar
Su película “Trelew” (2004) relata el antes y el después del fusilamiento de 19 militantes de organizaciones armadas en la Base Naval Almirante Zar en Chubut. Después de varios años de investigación sobre el hecho, la directora de cine Mariana Arruti cuenta en esta nota sus motivaciones y objetivos durante el proceso de producción del film.

 ¿Cuál fue tu motivación para investigar el envío de presos políticos al sur del país y el posterior fusilamiento de 19 de ellos en la ciudad de Trelew en 1972?
En principio hay dos razones importantes: una tuvo que ver con el hecho de que Trelew simbolizó, de alguna manera, el fin de un proceso en el alza de la lucha popular. La otra con el inicio de lo que después se iba a generalizar como una represión sistemática en todo el país con los hechos ocurridos el 20 de junio en Ezeiza, la Triple A y luego, con la dictadura militar.
   Trelew simbolizaba ese comienzo, esa decisión de las Fuerzas Armadas que estaban vinculadas con un Estado represivo que se gestaba y sistematizaba a partir de los cientos de presos políticos que había en Argentina.

En una entrevista para la Fundación Mujeres Audiovisual de Colombia mencionás a la Masacre de Trelew como el origen de la figura del desaparecido.
Trelew fue un modelo para unas Fuerzas Armadas en un intento represivo de poner coto y aleccionar a una sociedad que estaba movilizada y que de alguna manera visibilizaba a las organizaciones armadas como una forma de volver a la democracia. Por esa razón, en la medida en la que los fusilados de Trelew se transformaron en figuras heroicas y también por la cantidad de presos políticos que generaban una movilización permanente alrededor de las cárceles – una cuestión importante en la agenda nacional-, creo que hubo un aprendizaje por parte del aparato represor . La figura del desaparecido genera terror, porque no existe un detenido o un asesinado, una situación muy distinta a la figura del preso político, del masacrado; que promueven una resistencia, una demanda, una movilización…
   Además, Trelew me permitió hablar de otras cuestiones que tienen que ver con la propia agencia de los militantes políticos de esa época, sus decisiones, los proyectos y el compromiso de una generación que como declararon ellos mismos en el aeropuerto, estaban luchando por la revolución socialista. La dictadura entendió ese denominador común.

¿Con que historias particulares te encontraste durante la recopilación de testimonios en Trelew?
imagen: www.diariopublicable.com
En principio me encuentro con una situación que no esperaba: mucho temor, una situación de silencio, la dificultad de la gente para aceptar ponerse frente a una cámara. Lo que encontré, una vez que obtuve los testimonios, es el compromiso intenso que había en esos años con los presos del penal de Rawson. La dictadura pensaba que al enviar detenidos a los penales más lejanos como los de Rawson o Chaco impediría la existencia de comisiones de solidaridad, creían que iban a ensombrecer la demanda por esos presos políticos, pero en Rawson sucede lo opuesto: la gente del lugar empezó a contagiarse de ésto, a participar como apoderados de los presos. Se contactaron desde lugares bien políticos.

¿Qué testimonios te resultaron más impactantes?
Entre los testimonios que más me impactaron se encuentra el de Jorge Lewinger – el encargado de dar el aviso para que se acercaran los camiones al penal, quien malinterpretó la situación y envió una señal fallida -. Fue una entrevista de enorme humanidad, que va más allá de los hechos y dimensiona el aspecto humano de esta generación.
   El reportaje a Miguel Marileo, empleado de la funeraria local -que vio los cuerpos de los fusilados-, nos dio los datos que necesitábamos porque en ese momento la película se configuraba como un documental de denuncia. Su testimonio era fundamental para revertir la versión oficial, tenía una contundencia impactante.

¿A partir de que motivaciones te avocás a contar historias que no son tratadas en profundidad por la historia oficial como “Los presos de Bragado”?
A lo mejor tiene que ver con mi profesión de antropóloga, con buscar debajo de lo visible y contar lo que no está contado. Me parece que  mi interés por la historia social, la historia del pueblo y de los trabajadores se relaciona un poco con mi identidad y con  la historia de mi familia. Mi papá era obrero de la construcción, fue militante gremial en la UOCRA de Bahía Blanca y militante del Partido Comunista; yo crecí con una cantidad de cosas que se vinculan con poner el interés en eso.

¿Vinculás la muerte de tu padre a una cuestión política?
Yo no tengo una certeza en el sentido de que no tengo ninguna documentación que lo avale, pero mi papá fue asesinado en septiembre de 1973; lo encontraron en las vías de carga de la estación de tren de Avellaneda. Él fue un militante muy destacado en Bahía Blanca y tengo el dato de que cuando vino a vivir a Buenos Aires se relacionó con algún sector del peronismo, seguramente de izquierda.
   Septiembre del 73 fue una época en la que se tomaron decisiones (políticas) fundamentales. Asesinaron a José Ignacio Rucci, había enfrentamientos entre bandas sindicales y atentados a dirigentes obreros, había una fuerte disputa entre el peronismo de derecha y de izquierda…




Piedra libre: un documental contra el olvido y el silencio


El próximo 23 de mayo se estrenará Piedra Libre, un documental que une las voces y experiencias que se fusionan para contar una historia colectiva de los caminos de la memoria y la justicia de los 30 mil compañeros desaparecidos que emprendió una gran parte de la sociedad.

Alejandra Vassallo, historiadora y bailarina de Oduduwá, y Pía Sicardi, cineasta y cantante de El Culebrón, son las encargadas de la producción, el guión y la dirección. “Viene por una necesidad personal, tengo un primo desaparecido y siempre necesité decir algo al respecto, más allá de todo lo que hice individualmente. Quiero contar una emoción y todo aquello que me transforma a partir de este hecho plasmado a través de la danza y los relatos personales”, explicó la historiadora.

Este largometraje se basa en un registro contra el olvido, que no cuenta con ningún financiamiento. Las directoras eligieron un lenguaje de la cultura ancestral negra, para contar una historia personal y colectiva, razón por la cual se sienten convocadas con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y con H.I.J.O.S., para dar a conocer el camino de lucha y los reclamos de justicia.

“Queremos lograr que este trabajo fluya como la danza, con los matices correspondientes, y por último, es que la ciudad sea un personaje más, dar voz a los lugares que no sólo son los emblemáticos porteños, sino los barrios de los protagonistas, espacios físicos apegados de recuerdos. La excusa que arma toda la historia es explicar cómo se prepara el orisha, una coreografía basada en antiguos ritos negros y enfocada en las mujeres, los derechos humanos y el baile”, describió Sicardi.

Todas los relatos de los protagonistas de Piedra Libre concluyen y se encuentran en un mismo lugar, en el Parque de la Memoria, donde, como explicaron sus directoras, simbólicamente se puede encontrar a los desaparecidos.

El título elegido tiene muchas acepciones en cuanto al significado. Por un lado está directamente relacionado con el juego infantil. “Buscar para salvar y descubrir, es un poco lo que vienen haciendo Madres y Abuelas hace mucho tiempo, y Piedra Libre es una forma de decir 'lo encontré', sumado al motor de la semillita que es el primo de Ale, con quien jugaba a las escondidas en la infancia”, manifestó Sicardi.

Mujeres con igual vestimenta bailando danza afroamericana al compás de los tambores. Mujeres vestidas de igual manera transmitiendo emociones en las calles de Buenos Aires. Mujeres que pertenecen al grupo Oduduwá compartiendo sus historias personales. Mujeres que cuentan, desde su mirada, el corazón de sus intimidades y recuerdos.

“Lo que estamos queriendo transmitir, llega al público, funciona. Confiamos mucho en el proyecto”, expresó Vassallo. Esta historia está hecha para contarla, para que mucha gente la conozca, la entienda y la sepa. Desde el lenguaje corporal, tan fuerte y apelativo a lo emocional, se puede entender de otra manera a la política, a nuestra historia y a los que nunca callarán.